Por alguna razón inexplicable tengo una especial atracción por los programas que hacen de madrugada.
Siempre que me acuesto tarde y pongo la televisión, la programación sórdida de
esas horas hace que me quede pegado a la pantalla. Y no, no estoy hablando de
las series
pseudo-eróticas de algunos canales con sus sms de fondo de gente
salida, mal pensados; Estoy hablando de las teletiendas,
teletimos
y del tema que nos ocupa hoy: el tarot.
Me fascinan, sí. Me resultan profundamente atractivos por esos
decorados de televisión local, o mejor aún, de pesebre navideño. Con esas estrellitas de fondo, que solo les
faltan los angelitos colgando del techo y los camellos con los Reyes Magos.
Realmente parecen sábanas pintadas a mano. También tienen una mesa donde poder
echar las cartas. No me imagino a una tarotista lanzando las cartas al aire en
plan sorteo de los antiguos. Sí,
aquellos que se enviaban cartas y había alguien que las tiraba todas para
arriba y cogían una al vuelo.
Siempre quise hacer eso alguna vez.
Como no es plan de tener a la tarotista lanzando la carta de la
fortuna y la de los enamorados al aire para
ver cual te toca, la tienen sentada detrás de la mesa. Y a veces, en
según qué canal, tienen a un tío que anima a llamar mientras pone voz flojita y
da consejos sobre la vida y el amor. No sabes muy bien qué hace ahí el tío,
pero habla a la cámara como si tuviera
a un bebé delante y fuera su papaíto: “Porque la vida es así, y llegan las cosas como llegan, y el amor va y
viene, y la vida se detiene y qué sé yo” así que queridos oyentes, si tenéis
una inquietud, un sinvivir, queréis saber de amores, llamadnos, llamadnos
muchas veces; a veces una sola tirada
no sirve“ Ya le digo yo, ni una ni treinta.
Y se lían a soltar vaguedades
sobre el amor. Porque nunca adivinan nada sobre otras cosas más
concretas. Ni sobre eventos políticos, ni sobre eventos deportivos ni nada de
ná. Solo amor.
Y de la forma más vaga posible. Y si les dicen que por qué no aprovechan sus dotes adivinatorios para acertar los
números de los euromillones
te dicen: “Es que no sería ético”.
Claro, la ética. Porque poner un 806 que cuesta un riñón al minuto para que la
gente desesperada se deje los ahorros y las glándulas suprarrenales es de lo más ético.
Entonces, una vez han lanzado el anzuelo y han soltado cuatro tonterías sobre el amor,
alguien ha pensado: “Ostras, es verdad
lo que dicen, voy a dejar que me aconsejen sobre mi vida amorosa y que una tía
que echa las cartas decida qué debo hacer o no con mis amores”. Es como
ir a un casino y decirle al croupier del Blackjack que nos diga si debemos o no
montar una empresa y casarnos con nuestra novia. “Le ha salido doble pareja, eso quiere decir que tiene una amante, deje
a su novia y váyase con la amante: está más buena”. Eso es tomar las riendas de la vida de uno,
sí señor.
Aunque parezca mentira hay gente que piensa así y pica. Entonces
llaman y hablan con la tarotista.
Esto que voy a contar es verídico que lo vi un día mientras me documentaba. Qué
bien queda decir: “Me documentaba”.
Estar ocioso y chafardear el tarot suena peor, donde va a parar. El caso es que
una mujer llamó y preguntó si tendría posibilidades
con un chico polaco que conoció una
noche. La tarotista notó la desesperación en la mujer, cómo no, estaba
llamándola a ella; y la conversación fue algo como esto:
Tarotista: “Como ahora
has pasado por una ruptura dolorosa…”
La que llama: “No…
Estoy casada”
T: “Pero… Ehmm (voz
nerviosa) Pero… Estás separada, ¿no?”
LQL: “No, no. Yo sigo
con mi marido”
T: “Pero has tenido rupturas
alguna vez en tu vida, y esas rupturas pues…”
LQL: “No, no, es mi
marido de toda la vida”.
T: “Pero, ejem, a ver,
te va mal, ¿no? Vamos que la cosa va mal”
LQL: “No, estamos bien,
pero…”
T: “Claro, coño, estais
mal joder, sino de qué me llamarías preguntando por un polaco, estáis mal.
ESTÁIS MAL. Y VAIS A TENER UNA RUPTURA PORQUE LO DIGO YO.”
Algo así fue. Pero no daba ni una. Es como el típico chiste que
llama a la puerta del adivino y se oye: “¿Quién
es?” Y contesta: “Me voy, vaya
mierda de adivino”. Pues igual. Normalmente hacen sus “predicciones”
basándose en las cosas que les han contado los que llaman, les dicen cuatro
obviedades que son ciertas porque son tan generales que sería imposible que no
lo fuesen, dan cuatro consejos y los
que llaman escuchan lo que quieren oir. Pero en cuanto que se lanzan un
poco a la piscina la cagan de mala manera. Porque lo que es adivinar, no adivinan una mierda
Y para eso está la televisión de madrugada y para esto se
inventó la TDT.
Si juntamos ya el tridente teletienda, tarot y teletimos, Las tres T’s del dolor, tenemos que en la
televisión que se emite a las tantas solo
sirve para aprovecharse de los gordos, los desesperados sentimentales y los
desesperados por el dinero. En fin, esa es la televisión de madrugada: se
desvive por los más desfavorecidos. Y
se aprovecha de su dinero
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