martes, 1 de enero de 2013

El tarot de la madrugada


Por alguna razón inexplicable tengo una especial atracción por los programas que hacen de madrugada. Siempre que me acuesto tarde y pongo la televisión, la programación sórdida de esas horas hace que me quede pegado a la pantalla. Y no, no estoy hablando de las series pseudo-eróticas de algunos canales con sus sms de fondo de gente salida, mal pensados; Estoy hablando de las teletiendas, teletimos y del tema que nos ocupa hoy: el tarot.
Me fascinan, sí. Me resultan profundamente atractivos por esos decorados de televisión local, o mejor aún, de pesebre navideño. Con esas estrellitas de fondo, que solo les faltan los angelitos colgando del techo y los camellos con los Reyes Magos. Realmente parecen sábanas pintadas a mano. También tienen una mesa donde poder echar las cartas. No me imagino a una tarotista lanzando las cartas al aire en plan sorteo de los antiguos. Sí, aquellos que se enviaban cartas y había alguien que las tiraba todas para arriba y cogían una al vuelo. Siempre quise hacer eso alguna vez.
Como no es plan de tener a la tarotista lanzando la carta de la fortuna y la de los enamorados al aire para ver cual te toca, la tienen sentada detrás de la mesa. Y a veces, en según qué canal, tienen a un tío que anima a llamar mientras pone voz flojita y da consejos sobre la vida y el amor. No sabes muy bien qué hace ahí el tío, pero habla a la cámara como si tuviera a un bebé delante y fuera su papaíto: “Porque la vida es así, y llegan las cosas como llegan, y el amor va y viene, y la vida se detiene y qué sé yo” así que queridos oyentes, si tenéis una inquietud, un sinvivir, queréis saber de amores, llamadnos, llamadnos muchas veces; a veces una sola tirada no sirve“ Ya le digo yo, ni una ni treinta.
Y se lían a soltar vaguedades sobre el amor. Porque nunca adivinan nada sobre otras cosas más concretas. Ni sobre eventos políticos, ni sobre eventos deportivos ni nada de ná. Solo amor. Y de la forma más vaga posible. Y si les dicen que por qué no aprovechan sus dotes adivinatorios para acertar los números de los euromillones te dicen: “Es que no sería ético”. Claro, la ética. Porque poner un 806 que cuesta un riñón al minuto para que la gente desesperada se deje los ahorros y las glándulas suprarrenales es de lo más ético.
Entonces, una vez han lanzado el anzuelo y han soltado cuatro tonterías sobre el amor, alguien ha pensado: “Ostras, es verdad lo que dicen, voy a dejar que me aconsejen sobre mi vida amorosa y que una tía que echa las cartas decida qué debo hacer o no con mis amores”. Es como ir a un casino y decirle al croupier del Blackjack que nos diga si debemos o no montar una empresa y casarnos con nuestra novia. “Le ha salido doble pareja, eso quiere decir que tiene una amante, deje a su novia y váyase con la amante: está más buena”. Eso es tomar las riendas de la vida de uno, sí señor.
Aunque parezca mentira hay gente que piensa así y pica. Entonces llaman y hablan con la tarotista. Esto que voy a contar es verídico que lo vi un día mientras me documentaba. Qué bien queda decir: “Me documentaba”. Estar ocioso y chafardear el tarot suena peor, donde va a parar. El caso es que una mujer llamó y preguntó si tendría posibilidades con un chico polaco que conoció una noche. La tarotista notó la desesperación en la mujer, cómo no, estaba llamándola a ella; y la conversación fue algo como esto:
Tarotista: “Como ahora has pasado por una ruptura dolorosa…”
La que llama: “No… Estoy casada”
T: “Pero… Ehmm (voz nerviosa) Pero… Estás separada, ¿no?”
LQL: “No, no. Yo sigo con mi marido”
T: “Pero has tenido rupturas alguna vez en tu vida, y esas rupturas pues…”
LQL: “No, no, es mi marido de toda la vida”.
T: “Pero, ejem, a ver, te va mal, ¿no? Vamos que la cosa va mal”
LQL: “No, estamos bien, pero…”
T: “Claro, coño, estais mal joder, sino de qué me llamarías preguntando por un polaco, estáis mal. ESTÁIS MAL. Y VAIS A TENER UNA RUPTURA PORQUE LO DIGO YO.”
Algo así fue. Pero no daba ni una. Es como el típico chiste que llama a la puerta del adivino y se oye: “¿Quién es?” Y contesta: “Me voy, vaya mierda de adivino”. Pues igual. Normalmente hacen sus “predicciones” basándose en las cosas que les han contado los que llaman, les dicen cuatro obviedades que son ciertas porque son tan generales que sería imposible que no lo fuesen, dan cuatro consejos y los que llaman escuchan lo que quieren oir. Pero en cuanto que se lanzan un poco a la piscina la cagan de mala manera. Porque lo que es adivinar, no adivinan una mierda
Y para eso está la televisión de madrugada y para esto se inventó la TDT. Si juntamos ya el tridente teletienda, tarot y teletimos, Las tres T’s del dolor, tenemos que en la televisión que se emite a las tantas solo sirve para aprovecharse de los gordos, los desesperados sentimentales y los desesperados por el dinero. En fin, esa es la televisión de madrugada: se desvive por los más desfavorecidos. Y se aprovecha de su dinero

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