Parece ser que este año el
mensaje navideño del Rey de España ha sido el menos visto
de las últimas navidades. ¡Con lo fácil que lo tenían que cambiabas de canal y
salía en todas! Pusieras la cadena que pusieras aparecía el Rey dando su
opinión sobre la situación de la España actual. Pero este año hay más TDT‘s que nunca instaladas en las casas y la
gente antes de ver a un tío soso soltando vaguedades prefería ver a otra cosa.
Es evidente, el Rey pretende
que estemos atentos a su mensaje acaparando todos los medios. ¿Cuánto sería el
share si se emitiera en una sola cadena? ¡A ver cómo compite su majestad contra
Tu cara me suena, Bandolera, Wyoming a la vez! ¡A ver si hay lo que hay que
tener! Pero no lo hay. El mensaje navideño del Rey se emite en todas las
cadenas a la vez y la gente mientras tanto pasa de todo y no escucha ni una
palabra. Total, para lo que dice.
Su mensaje está siempre
escrito por los consejeros del gobierno de turno y el hombre dice lo que le
ponen por ahí. Un día ponen a José Luís Moreno
metiéndole la mano por detrás, de la chaqueta se sobreentiende, y nadie notaría
la diferencia. No porque no lo escuchen, sino porque, total, dice lo que le
escriben, así que da igual si habla él o un ventrilocuo: el resultado es el
mismo.
El problema está en que los
que escriben el discurso no son unos grandes maestros precisamente. El discurso
está lleno de vaguedades y frases hechas que no sirven para nada. Que contraten
al tío que hace los discursos de
Obama. Aunque no me veo al Rey hablando en inglés: “It fills mde of
pdroud and sdadisfactdion, ydes wde can!” Sería todo un puntazo, eso sí.
Como decía, el discurso está
lleno de obviedades absurdas que no dicen nada. Yo lo estuve escuchando durante
un ratito y oía palabras sueltas: Diálogo, unidad, paro, democracia y la paz en
el mundo. Un día habría que poner el mensaje del Rey al lado de un discurso de
una candidata a Miss
España y buscar las diferencias. Nos sorprenderíamos de las
similitudes.
Una de las frases que se han
hecho más famosas del mensaje de este año fue la de “no hay recetas mágicas
para la crisis”. Acabáramos. Ha descubierto América. Lo curioso es que no hayan
aprovechado para demostrar la campechanía del jefe de Estado y hayan colado en
la misma frase: “No hay recetas mágicas para la crisis, pero para receta mágica
la de mi cocinera, ¡que hace unas croquetas
de cagarse!” Una lástima.
Lo mejor de todo es la
reacción de la gente ante ese discurso. Dicen que ha sido menos visto que los
últimos años. Pero, ¿la gente que lo tenía puesto lo escuchaba? ¿Qué hacían
mientras el Rey se esforzaba en leer el teleprompter? Pues bien, a esas horas
la gente lo que está haciendo es poner la mesa, preparar la cena y discutir con los
cuñados. Así que aparte de los periodistas y cuatro gatos más, nadie
escuchaba lo que decía.
Así pues, la gente miraba la
tele y cada uno se lo tomaba como le daba la gana. Siempre hay algún niño
pequeño que pregunta: “Mamá, ¿ese señor quien es?” “El Rey, hijo” “¿Y por qué
no lleva corona?” “Pues, pues… Pues porque no se lleva” ¿Os imagináis que el
Rey llevara corona de verdad? Me lo imagino apareciendo en la tele y toda
España haciendo: “Pppfffff” Otros seguramente bajarían el volumen de la tele y
se pondrían a doblar al Rey, en toda casa que se precie hay algún imitador amateur
de Juan Carlos I. Y allí que se pondrían: “Me dllena de odgudllo y
sadisfacdión” En cada casa se exagera la dislexia del Rey
de forma más bruta o menos dependiendo de la simpatía que les produzca.
También están los que gritan
silencio y se levantan al oir el himno. “¡Todos en pie compatriotas míos!” Y se
ponen la mano en el pecho y cantan el lololo del himno
a mandíbula batiente. Al finalizar gritan: “¡Viva el Rey!” Y se oyen los
grillos. “Ya está el abuelo otra vez con sus cosas” cuchichean los nietos. Y
nunca pueden faltar los comentarios marujiles de la casa con las madres
comentando lo mayor que está el Rey o lo bien que se mantiene para su edad.
“Pues yo le echaba un polvo” Siempre hay una tía salida
en todas las familias.
Así, mientras su majestad se
esfuerza en soltar su discurso navideño, las familias cada día le hacen menos
caso. Deberían empezar a buscar propuestas para mejorar la audiencia y la
atención del Rey. A lo mejor con una corona en la cabeza…
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