viernes, 28 de diciembre de 2012

El mensaje de Rey


Parece ser que este año el mensaje navideño del Rey de España ha sido el menos visto de las últimas navidades. ¡Con lo fácil que lo tenían que cambiabas de canal y salía en todas! Pusieras la cadena que pusieras aparecía el Rey dando su opinión sobre la situación de la España actual. Pero este año hay más TDT‘s que nunca instaladas en las casas y la gente antes de ver a un tío soso soltando vaguedades prefería ver a otra cosa.
Es evidente, el Rey pretende que estemos atentos a su mensaje acaparando todos los medios. ¿Cuánto sería el share si se emitiera en una sola cadena? ¡A ver cómo compite su majestad contra Tu cara me suena, Bandolera, Wyoming a la vez! ¡A ver si hay lo que hay que tener! Pero no lo hay. El mensaje navideño del Rey se emite en todas las cadenas a la vez y la gente mientras tanto pasa de todo y no escucha ni una palabra. Total, para lo que dice.
Su mensaje está siempre escrito por los consejeros del gobierno de turno y el hombre dice lo que le ponen por ahí. Un día ponen a José Luís Moreno metiéndole la mano por detrás, de la chaqueta se sobreentiende, y nadie notaría la diferencia. No porque no lo escuchen, sino porque, total, dice lo que le escriben, así que da igual si habla él o un ventrilocuo: el resultado es el mismo.
El problema está en que los que escriben el discurso no son unos grandes maestros precisamente. El discurso está lleno de vaguedades y frases hechas que no sirven para nada. Que contraten al tío que hace los discursos de Obama. Aunque no me veo al Rey hablando en inglés: “It fills mde of pdroud and sdadisfactdion, ydes wde can!” Sería todo un puntazo, eso sí.
Como decía, el discurso está lleno de obviedades absurdas que no dicen nada. Yo lo estuve escuchando durante un ratito y oía palabras sueltas: Diálogo, unidad, paro, democracia y la paz en el mundo. Un día habría que poner el mensaje del Rey al lado de un discurso de una candidata a Miss España y buscar las diferencias. Nos sorprenderíamos de las similitudes.
Una de las frases que se han hecho más famosas del mensaje de este año fue la de “no hay recetas mágicas para la crisis”. Acabáramos. Ha descubierto América. Lo curioso es que no hayan aprovechado para demostrar la campechanía del jefe de Estado y hayan colado en la misma frase: “No hay recetas mágicas para la crisis, pero para receta mágica la de mi cocinera, ¡que hace unas croquetas de cagarse!” Una lástima.
Lo mejor de todo es la reacción de la gente ante ese discurso. Dicen que ha sido menos visto que los últimos años. Pero, ¿la gente que lo tenía puesto lo escuchaba? ¿Qué hacían mientras el Rey se esforzaba en leer el teleprompter? Pues bien, a esas horas la gente lo que está haciendo es poner la mesa, preparar la cena y discutir con los cuñados. Así que aparte de los periodistas y cuatro gatos más, nadie escuchaba lo que decía.
Así pues, la gente miraba la tele y cada uno se lo tomaba como le daba la gana. Siempre hay algún niño pequeño que pregunta: “Mamá, ¿ese señor quien es?” “El Rey, hijo” “¿Y por qué no lleva corona?” “Pues, pues… Pues porque no se lleva” ¿Os imagináis que el Rey llevara corona de verdad? Me lo imagino apareciendo en la tele y toda España haciendo: “Pppfffff” Otros seguramente bajarían el volumen de la tele y se pondrían a doblar al Rey, en toda casa que se precie hay algún imitador amateur de Juan Carlos I. Y allí que se pondrían: “Me dllena de odgudllo y sadisfacdión” En cada casa se exagera la dislexia del Rey de forma más bruta o menos dependiendo de la simpatía que les produzca.
También están los que gritan silencio y se levantan al oir el himno. “¡Todos en pie compatriotas míos!” Y se ponen la mano en el pecho y cantan el lololo del himno a mandíbula batiente. Al finalizar gritan: “¡Viva el Rey!” Y se oyen los grillos. “Ya está el abuelo otra vez con sus cosas” cuchichean los nietos. Y nunca pueden faltar los comentarios marujiles de la casa con las madres comentando lo mayor que está el Rey o lo bien que se mantiene para su edad. “Pues yo le echaba un polvo” Siempre hay una tía salida en todas las familias.
Así, mientras su majestad se esfuerza en soltar su discurso navideño, las familias cada día le hacen menos caso. Deberían empezar a buscar propuestas para mejorar la audiencia y la atención del Rey. A lo mejor con una corona en la cabeza…

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