Los mensajes en cadena de las redes sociales
y los móviles
me dejan un poco turulato. Prácticamente siempre. Hay ciertas personas que
reciben un texto explicando cualquier cosa curiosa y al momento están
reenviándolo como locos sin pararse a pensar en si es cierto o no. Pongamos por
ejemplo: hay mucha gente indignada porque el Whatsapp pueda ser de pago algún
día. Sin embargo no he encontrado ningún caso de mensaje en cadena de gente
indignada porque la Sanidad, con toda certeza y
seguridad, será de pago y tendremos que pedir un crédito para
ponernos enfermos. Cuestión de prioridades, supongo
Luego hay una cierta tendencia a
emocionarnos con las fechas señaladas, como diría el Rey en su discurso de
Navidad. Pero sin entrar en los días de fiesta, entrando en días
como por ejemplo… el miércoles pasado fue doce de diciembre del dos mil doce.
Dicho así, parece una chuminada, pero si elegimos bien como mostrarlo tenemos
un día señalado: 12-12-12. Obviamos felizmente que el último doce es un 2012 y
tenemos una fecha de la que hablar y escribir artículos, y demás hierbas. Y por
qué no: mails en cadena
sobre la magnitud del evento y que eso nunca pasará jamás de los jamases hasta
el próximo milenio y qué afortunados somos por vivir esta época. Cuando hacer
que se repita sería tan sencillo como inventarse un calendario nuevo, estamos
en el momento perfecto: los mayas anuncian que la cosa se va a tomar por culo
en cuestión de días. Yo contaré los días a partir del 22 como día 1 después de
los Mayas. Que ya sabemos que los mayas son muy de marcar un antes y un
después, como su familiar lejana Remedios cuando cantó
descalza en Eurovisión.
La verdadera venganza de los mayas
para el 2012 fue enviarnos a Mariano Rajoy.
A pesar de todo nos han dado mucho
por saco con el doce del doce, por suerte me he creado un círculo donde estas
cosas ya no me llegan con tanta facilidad. Sin ir más lejos, haciendo una
búsqueda en Google,
muchos daban al 12-12-12 como fecha del fin del mundo en lugar del famoso día
21. Y oigan, aquí estamos. Si es que no se ponen de acuerdo. Las fechas del
apocalípsis van variando según pasa el tiempo y ya con tropecientos años a mis
espaldas he vivido muchos de ellos. No me imagino los que habrá vivido mi
abuela.
Con lo que sí dan por saco de
forma recurrente es con el tema de los 5 viernes, 5 sábados y 5 domingos que
solo suceden cada 823 años. Solo hay que leer la explicación que dan en Malaprensa
para darse cuenta rápidamente la tontería tan gorda que la gente envía sin
pensar cada dos por tres. Cada año sucede esto, no es tan raro. Lo raro sería
que diciembre de este año tuviera siete sábados y que fin de año terminara en martes trece.
Pero lo otro pasa cada dos por tres y me llegan mails anunciándome el super
evento interestelar y me quedo con cara de pasmo. Que al final les envío un
almanaque de cada año y que ellos mismos busquen la verdad. Aún espero que me
llegue la respuesta en plan: “¡¡Alucinante!!
¡¡En los últimos años ha habido siete meses con 5 viernes, 5
sábados y 5 domingos!! ¡Es señal de que el mundo se acaba!” Y
entonces me tiraré de un puente. O lo tiro a él. Una de dos.
Esto ha sido publicado el 17-12-2012.
Esta fecha no se repite NUNCA, a no ser que cambiemos de calendario. Envíalo a
todos tus contactos para que estén al tanto de ello, no vaya a ser que no duerman
esta noche. Y no queremos disgustos ni insomnios que bastante tenemos ya con la
crisis. Si no lo reenvías no pasará nada. O te comerán los cataplines un montón
de pirañas carnívoras voladoras que saldrán del plato de ducha. No lo sé muy
bien.
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