miércoles, 12 de diciembre de 2012

Grandes momentos de la nochevieja

Fin de año 1987 para el 1988. Hace muchos años ocurrió un hecho en una gala de nochevieja que nunca jamás pudo ser superado. Millones de adultos y niños estaban viendo Televisión Española de madrugada y se dispusieron a ver un video que marcaría sus vidas de ahí en adelante. Una italiana por entonces semidesconocida, llamada Sabrina Salerno, se disponía a salir con su atuendo ochentero de chupa de cuero y shorts rotos, de esos que en realidad eran tejanos normales que cortaron y desilacharon porque… Porque era la moda. Cosas de los ochenta. Debajo de esa chupa de cuero con hombreras, que parecían sacadas de una armadura de Guerreros del Espacio, llevaba un pequeño ropaje parecido a un corpiño con poca estabilidad. Empezó a cantar y a contonear su joven cuerpo y un escalofrío estremeció a todo un país antes de que las mamachicho se apoderaran de la televisión. Sabrina comenzó a saltar mientras gritaba “boys, boys, boys” y la gravedad hizo el resto. Su teta salió disparada del corpiño y media España babeó. La otra media eran las mujeres que estaban abofeteando a su marido. “¡Guarro! ¿¡Qué miras!?” Como si fuera culpa suya que la mujer hubiera sacado una teta. Los que estaban solteros en aquella época hicieron lo correspondiente: rezaron un Padre Nuestro y se flagelaron; lo típico. Y los niños notaron un cosquilleo que jamás habían sentido en la vida. Sabrina les despertó el instinto del bebé que llevaban dentro. “Mama, teta, mama, teta” Yo tenía menos años en aquella época, pero después de vacaciones era el tema principal en todos los sitios . Se siguió hablando del tema durante años, fijaros, año 2012 y la teta sigue en nuestras mentes. La pregunta es: ¿fue intencionado? Ahora todos conocemos lo de los anuncios virales en los que algo que parece casual en realidad es una mega campaña de promoción. Al fin y al cabo, después de enseñar media teta, Sabrina se hizo famosísima y vendió discos como churros. Si hubieran entrevistado a pie de calle a los compradores de los discos seguro que dirían que lo compraban por el folleto de las fotos. Más o menos como cuando las niñas de hoy en día se compran los discos de Bustamante. La masturbación también vende discos, amigos. Por todo ello, yo creo que algo intencionado sí que era. Con esa ropa y esos botes, sabiendo el volumen que tenía, ella sabía que en algún momento se le saldría. Y el público también. Nadie escuchaba la canción, la gente miraba el escote, tanto hombres como mujeres. Daba igual. Todo el mundo estaba concentrado en el corpiño blanco. Al fin y al cabo la canción no valía tres mierdas, era como la mayoría del pop comercial de los 80: caja de ritmos y estribillo pegadizo con sonido de Casio tuneado. Bazofia pura y dura. Pero todo el mundo se sabía la canción. Bueno, se la sabían a su manera: “boiiis bois booisss, aluki amredi guachimai” En España no se canta en inglés, se canta en guachimai, que mola más. Cuando volváis a visionar el video podréis apreciar cómo el público no para de silbar. Lo raro es que Sabrina no se hubiera caído al suelo al acercarse un poco al público de tanta baba que cayó al suelo. Cuando terminó la actuación tuvieron que entrar con cubos los regidores para achicar todo el líquido que había allí. Hubo un hombre que fue hospitalizado por deshidratación y un señor mayor tuvo un ataque al corazón. Sus últimas palabras fueron: “¡Joé qué tetas!” Lo pusieron en su epitafio, así pasó a la historia. De todas formas, a pesar de que para la gente que estaba de público la cosa pudo ser impactante, para la gente de casa no tenía por qué haber sido tan especial. Al fin y al cabo Pajares y Esteso ya habían hecho muchas películas y se veían tetas a troche y moche. Parecía que fuese la primera vez que en España se viese un pecho femenino. Y encima en una gala de fin de año, que ya me dirás tú quién ve eso. Hoy en día se le sale la teta a cualquier cantante cutre nueva que aparezca y la gente ni se entera. Y si se entera le dará absolutamente lo mismo. A no ser que ese alguien se llame Pantoja. Entonces hablaríamos de trauma general español. El síndrome de la gala de fin de año le llamarían. Depresiones, vómitos, apatía general… El fin de la civilización tal y como la conocemos.

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